Presiona aquí para volver a la página de inicio
Artículos   Noticias   Actividades   Enlaces   Membresía   Escúchanos  


 

BACK

Declaración de Principios

         De frente a los retos que trae un nuevo siglo y un nuevo milenio, nace y se levanta Evangélicos Unidos en Acción, una organización  movida por la convicción de fe y obediencia al mandato dejado por nuestro Señor Jesucristo de llevar el Evangelio a toda criatura.1 Nos inspiramos en los mandatos de las Sagradas Escrituras, regla infalible de fe y conducta, superior a la conciencia y razón, pero no contrario a estas.2

          Reconocemos y valoramos la gran contribución de los miles de cristianos e iglesias en la compleja y dinámica sociedad en la cual nos desenvolvemos. Valoramos justamente el ejemplo de miles de líderes cristianos en la formación de  lo que es Puerto Rico y como la sal y la luz que todavía preserva parte de nuestra herencia cristiana. Pero, a pesar de la gran contribución  que ha hecho la Iglesia en términos de acción social, todavía el pueblo evangélico vive desconectado de otras áreas de importancia en nuestro quehacer diario. Nos referimos en particular a las áreas política, financiera y cultural. Creemos que la Iglesia y los creyentes no pueden seguir siendo instituciones y personas culturalmente irrelevantes. Este vacio que se crea en la participación del hombre y la mujer cristiana en la vida diaria y consuetudinaria del país se puede deber a las diferentes visiones que tiene el liderato religioso del país.  Es nuestro deber regresar a las sanas y correctas enseñanzas de la Palabra de Dios y al estudio de la historia de la Iglesia para corregir las visiones teológicas defectuosas.

 

          Las Escrituras nos enseñan que Cristo Jesús es “Rey de reyes y Señor de señores”.3  Nos enseña además que es “soberano de los reyes de la tierra”.4 La Biblia instruye a los reyes y gobernantes a ser prudentes, a admitir la amonestación y a servirle a Dios con temor.5 Dice también que “en el fueron creadas todas las cosas, en el cielo y en la tierra, sean tronos, dominios, principados, potestades, todo fue creado por él y para él”.6 Esto incluye las esferas legales, culturales y políticas. Jesús al darnos la Gran Comisión, nos añadió que teníamos la obligación de enseñarle a las naciones a guardar sus preceptos y mandamientos. Si el gobierno civil ha sido instituído por Dios7, es entonces imperativo el que el creyente esté dentro del mismo. “La Iglesia debe de actuar como la consciencia de la sociedad y como freno al mal gobierno, mientras que el creyente debe ser ejemplo de buen ciudadano, llevando este deber cívico a todas las áreas de la vida, incluyendo la política”8. Estos deberes y responsabilidades fueron muy bien entendidos y aplicados en el pasado resultando en grandes y vigorozas democracias. Desafortunadamente, en los últimos tiempos los mismos han sido olvidados o mal aplicados, resultando esto en un acelerado deterioro del mundo de la política. El cristianismo tiene que retornar a esos valores y principios. Noe Webster dijo una vez que: “el cristianismo es la base de la libertad civil”. George Washington dijo en una ocasión que: “la religión y la moralidad son indispensables para la prosperidad política”. El Primer Juez Presidente del Supremo Federal, John Jay expresó: “Es un deber de nuestra nación cristiana el seleccionar y preferir a cristianos para que sean sus líderes”.

 

          Puerto Rico se enfrenta a grandes retos y atraviesa por una seria crisis que presupone que la Iglesia y el creyente se envuelvan en una batalla en contra de la pobreza, el desempleo, el secularismo, la drogadicción, el aborto, la pornografía, la descomposición moral de algunos medios de comunicación, los estilos de vida inmorales, el analfabetismo, servicios inadecuados de salud, amenazas a las libertades religiosas, y otras problemáticas de las cuales se expresa la Biblia, con sus respectivas alternativas y soluciones.

 

          Tenemos el compromiso y la obligación de ayudar en la cosa pública del país en la formación de gobiernos justos y democráticos que promuevan el bienestar de todo un pueblo. Uno que exige respeto,  consideración y honestidad. Los retos del presente exigen que todos los cristianos tengan una participación democrática real en todos los asuntos que afecten la vida total del pueblo. Nosotros como creyentes, estamos dispuestos, con la ayuda de Dios, a asumir ese rol.

Notas: 

1         Mateo 28:10; Marcos 16: 15-20

2         2 Timoteo 3:15-16; 2 Pedro 1: 19-21

3         Apocalipsis 17:14

4         Apocalipsis 1:5

5         Salmo 2: 10-12

6         Colosenses 1: 13-18

7         Romanos 13: 1

8         Chuck Colson, “How Now Shall We Live?

 

 

BACK


Inicio   Artículos   Noticias   Actividades   Enlaces   Membresía   Escúchanos   E-mail

Copyright © 2001 Evangélicos Unidos en Acción. Todos los derechos reservados.
Página diseñada por ips-ohio.com y actualizada por ABIMAEL