La
moralidad se ha convertido últimamente en tema obligado en muchos círculos de
discusión social. Algunos de estos grupos predican los beneficios de exhibir
conductas con profundas raíces morales. Otros ponen en entredicho el exceso de
puritanismo que se pretende imponer a los menos conservadores en relación a sus
patrones de conducta. La realidad ante esa situación es que la moral no se
impone, la moral se vive, es un estilo de vida que nos lleva hacia la
excelencia a un nivel más elevado de nuestro comportamiento como individuos que
nos consideramos hechuras del Creador del Universo. Si una persona no tiene
desarrollada en su conciencia la importancia de vivir una vida que agrade a
Dios sobre todas las cosas, vivirá bajo sus propios criterios o normas. Estos
en muchas ocasiones están muy distanciados de los cánones de la ética cristiana
y los valores o principios que las Sagradas Escrituras señalan como reglas para
levanter una sociedad ordenada y decente.
Nosotros
los padres, debemos de delinear con nuestro ejemplo la trayectoria moral que
nuestros hijos tengan a bien emular como conducta de provecho. El libro de
Proverbios dice: “Instruye al niño en el camino y aún cuando fuere Viejo no se
aparatará de el”. Alguien también dijo: “más vale el ejemplo que mil palabras”.
La forma y manera en que vivamos hoy será el modelo que las futures
generaciones seguirán como norte de sus vidas.
Nuestra
moral debe estar fundamentada en valores cristianos, en el ejemplo que nos dió
el Señor y Maestro Jesucristo en sus enseñanzas y su prédica de las cosas
esenciales de la vida. Son nuestros valores los que nos identifican con el
Padre Celestial, vivir una vida digna de integridad, de respeto y amor para con
los otros seres humanos.
Todos
los que somos padres y los que en un futuro lo serán debemos valorar los
principios básicos de la vida y el deseo de Dios a que disfrutemos a plenitud
la herencia que nos ha otorgado. Juan 10:10 dice: “yo he venido para que tengan
vida y vida en abundancia”. Muchas personas formulan sus propios criterios
acerca de lo que es la moral, pero cuando estos se apartan de los pensamientos
cristianos dejan de ser correctos. Dios es el autor y el consumador d nuestra
fe por lo que debemos mantenernos en el postulado de que si un pueblo rebaja
sus principios morales caerá en un profundo hoyo en el cual se afectará la
calidad de vida.
Para
lograr hijos saludables y una sociedad pacífica y recta tenemos que tornarnos a
Dios, a sus enseñanzas y regresar al sendero que nos traerá la paz y
tranquilidad mental y espiritual que todos anhelamos.
El Revdo. Ricky Rosado es pastor en el Concilio Fuente de Agua Viva y parte de la Junta Directiva de Evangélicos Unidos en Acción.
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